b_Fahrenheit 451Tenía muchísimas ganas de leer esta novela que ya había leído en mi adolescencia y me había impresionado. Siempre me ha gustado la ciencia ficción pero este libro reúne además mi afición  por la literatura. Su relectura me ha fascinado y he saboreado cada palabra de este libro totalmente visionario y actual. Me han sorprendido montones de referencias a una sociedad superficial y abotargada en la que no se debe pensar ni tener una opinión profunda sobre nada.  Hay partes totalmente visionarias sobre la incomunicación entre las personas conectadas a la televisión y a los auriculares musicales que son ahora una realidad cada vez que vamos por la calle, el metro incluso en nuestras casas.

La trama es estupenda. Vemos la evolución del personaje un bombero cuya tarea consiste en quemar libros en una sociedad donde la lectura está prohibida y la posesión de libros se castiga con la cárcel y la muerte. El protagonista se empieza a cuestionar su vida y sus relaciones sociales sintiendo cada vez mas fascinación por la lectura.

El libro te atrapa desde las primeras líneas en un ambiente opresivo y de control con escenas bastante surrealistas como el lavado de estómago a domicilio de su mujer que ha tomado mas pastillas de la cuenta no se sabe si de forma voluntaria o no. La vacuidad de las relaciones sociales  aumenta el índice de suicidios.

Montag el protagonista conoce a una chica que le enseña a mirar de otro modo

—Piensas demasiado —dijo Montag, incómodo.

—Casi nunca veo la televisión mural, ni voy a las carreras o a los parques de atracciones. Así, pues, dispongo de muchísimo tiempo para dedicarlos a mis absurdos pensamientos. ¿Ha visto los carteles de sesenta metros que hay fuera de la ciudad? ¿Sabía que hubo una época en que los carteles sólo tenían seis metros de largo? Pero los automóviles empezaron a correr tanto que tuvieron que alargar la publicidad, para que durase un poco más.” ( Pág. 8)

Impresionante el resumen que le hace el jefe de bomberos a Montang sobre la evolución de la sociedad hacia la superficialidad y mediocridad.

“Las revistas se convirtieron en una masa insulsa y amorfa. Los libros, según dijeron los críticos esnobs, eran como agua sucia. No es extraño que los libros dejaran de venderse, decían los críticos. Pero el público, que sabía lo que quería, permitió la supervivencia de los libros de historietas. Y de las revistas eróticas tridimensionales, claro está. Ahí tienes, Montag. No era una imposición del Gobierno. No hubo ningún dictado, ni declaración, ni censura, no. La tecnología, la explotación de las masas y la presión de las minorías produjo el fenómeno, a Dios gracias. En la actualidad, gracias a todo ello, uno puede ser feliz continuamente, se le permite leer historietas ilustradas o periódicos profesionales. (Pág.56) (…)

(…) “Si no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enséñale sólo uno o, mejor aún, no le des ninguno. Haz que olvide que existe una cosa llamada guerra. Si el Gobierno es poco eficiente, excesivamente intelectual o aficionado a aumentar los impuestos, mejor es que sea todo eso que no que la gente se preocupe por ello. Tranquilidad, Montag. Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado, o cuánto maíz produjo Iowa el año pasado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos «hechos» que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la melancolía.” (Pág.59)

Es tan fácil sentirse identificado con estas frases en esta sociedad donde nos abstraemos y anestesiamos de lo que no nos gusta o no podemos cambiar. Yo al menos lo hago pero lo hago en los libros y el desarrollo personal, que en cierto modo te da la libertad si no tuviéramos ni eso para ser nosotros mismos entiendo el alto índice de suicidios de esa supuesta sociedad perfecta.

Muy significativa la conversación con el profesor al que Montang recurre para que le ayude con su nueva forma de ver la vida.

 “Bueno, ¿y si me dijera para qué ha venido?

—Nadie escucha ya. No puedo hablar a las paredes porque éstas están chillándome a . No puedo hablar con mi esposa, porque ella escucha a las paredes. Sólo quiero alguien que oiga lo que tengo que decir. Y quizás si hablo lo suficiente, diga algo con sentido. Y quiero que me enseñe usted a comprender lo que leo.

Faber examinó el delgado rostro de Montag.

—¿Cómo ha recibido esta conmoción? ¿Qué le arrancado la antorcha de las manos?

—No lo sé. Tenemos todo lo necesario para ser felices, pero no lo somos. Falta algo. Miré a mi alrededor. Lo único que me constaba positivamente que había desaparecido eran los libros que he ayudado a quemar en diez o doce años. Así, pues, he pensado que los libros podrían servir de ayuda.

—Es usted un romántico sin esperanza —dijo Faber—. Resultaría divertido si no fuese tan grave. No son libros lo que usted necesita, sino alguna de las cosas que en un tiempo estuvieron en los libros. El mismo detalle infinito y las mismas enseñanzas podrían ser proyectados a través de radios y televisores, pero no lo son. No, no: no son libros lo que usted está buscando. Búsquelo donde pueda encontrarlo, en viejos discos, en viejas películas y en viejos amigos; búsquelo en la Naturaleza y búsquelo por sí mismo. Los libros sólo eran un tipo de receptáculo donde almacenábamos una serie de cosas que temíamos olvidar. No hay nada mágico en ellos. La magia sólo está en lo que dicen los libros, en cómo unían los diversos aspectos del Universo hasta formar un conjunto para nosotros”. (Pág. 78)

Un libro muy profundo y a la vez sencillo de leer y comprender. Con fragmentos increíbles que presentan claramente la deshumanización de la sociedad como queda patente en esta conversación entre mujeres y su forma de vivir la maternidad.

“—Charlemos.

Las mujeres se le quedaron mirando.

—¿Cómo están sus hijos, Mrs. Phelps? —preguntó él.

—¡Sabe que no tengo ninguno! ¡Nadie en su juicio los tendría, bien lo sabe Dios! —exclamó Mrs. Phelps, no muy segura de por qué estaba furiosa contra aquel hombre.

—Yo no afirmaría tal cosa —dijo Mrs. Bowles—. He tenido dos hijos mediante una cesárea. No tiene objeto pasar tantas molestias por un bebé. El mundo ha de reproducirse, la raza ha de seguir adelante. Además, hay veces en que salen igualitos a ti, y eso resulta agradable. Con dos cesáreas, estuve lista. Sí, señor. ¡Oh! El doctor dijo que las cesáreas no son imprescindibles, tenía buenas caderas, que todo iría normalmente, yo insistí.

—Con cesárea o sin ella, los niños resultan ruinosos. Estás completamente loca —dijo Mrs. Phelps.

—Tengo a los niños en la escuela nueve días de cada diez. Me entiendo con ellos cuando vienen a casa, tres días al mes. No es completamente insoportable. Los pongo en el «salón» y conecto el televisor. Es como lavar ropa; meto la colada en la máquina y cierro la tapadera. —Mrs. Bowles rió entre dientes—. Son tan capaces de besarme como de pegarme una patada. ¡Gracias a Dios, yo también sé pegarlas!

Las mujeres rieron sonoramente.” (Pág. 149)

El libro me ha encantado y lo he vuelto a disfrutar y descubrir, por lo que lo recomiendo a cualquier persona que guste de la buena literatura y es un libro indispensable para los amantes de la ciencia ficción.

Aprovechando su relectura volví a ver la película de  François Truffaut basada en el libro. http://www.filmaffinity.com/es/film714395.html .
fahrenheit451photosY aunque la película es también un clásico y la adaptación es bastante buena y futurista no ha sobrellevado tan bien el paso del tiempo como el libro. La adaptación cinematográfica se toma alguna licencia con los personajes fusionando la figura del profesor con la de la chica para que ella tenga mas presencia en la historia que hace doble papel a la vez con la mujer de Montang. Un lio en cierto modo innecesario para darle más peso a la actriz  Julie Christie pero la película sigue funcionando y transmitiendo. La vi con mi hija  de 13 años y la entendió y gustó a pesar de que es un modo de hacer cine muy diferente del que está acostumbrada. Cinematográficamente es un clásico del cine de autor con interesantes juegos de imágenes .

Así que os recomiendo tanto la película cómo el libro. Aunque a mi me ha gustado mucho más el libro, más profundo y completo. Pero ambas son una buena manera de invertir el tiempo.