la-guitarra.azul

Tenía muchas ganas de leer alguna novela de este escritor aclamado por la crítica y ganador de premio Princesa de Asturias de 2015. Esta novela que es una de las más reconocidas a pesar de ser interesante en ocasiones me ha resultado pesada por su excesivo estilo intimista reiterativo e introspectivo. Me han comentado que es precisamente este el estilo característico de este escritor.

La novela empieza con gran sentido del humor con la autodescripción del protagonista que a modo de monólogo nos cuenta en primera persona la historia de su vida y como se ha ido enredando hasta el actual momento de frustración y crisis personal.

El protagonista es un personaje bastante peculiar. Un pintor que ya no pinta y que a demás es aficionado a lo ajeno pues no puede evitar robar aquello que anhela. Lo cual incluye a la mujer de uno de sus mejores amigos.

En el libro el protagonista nos narra con detalles pictóricos la esencia de su vida, recorriendo desde su infancia y relaciones familiares hasta su actual relación de pareja, maltratada por las infidelidades y los celos. La novela es un análisis de las relaciones humanas, la amistad y la pareja desde el particular punto de vista del protagonista que en analiza en primera persona sus frustraciones y errores varios, con sinceridad, espíritu de autocrítico e incluso algo de humor ácido.

Tiene fragmentos muy interesantes de los que me he permitido destacar algunos para que podáis aprecia su curioso estilo y su dominio como escritor pero a la vez lo enrevesado de su forma de escribir.

«Y qué abierta y generosa era ella, no solo por permitir que reclinara mi frente abrumada en su mullido y pálido pecho, sino de una manera más profunda y más íntima. Amarla era como encontrarse en un espacio en el que ella hubiera estado sola hasta entonces, un espacio en el que nadie antes había sido autorizado a entrar, ni siquiera su esposo —daos cuenta: hablo en pasado irremediablemente—. Lo hecho, hecho está; lo que ha desaparecido, desaparecido queda. Pero si en este instante ella apareciese ante mí en persona, ¡en persona!, ¿podría confiar en que no estallase de amor mi corazón?»

Otro fragmento que me llamó la atención es esta curiosa digresión sobre la esencia de la individualidad que me pareció interesante pero a la vez complicada de seguir y que sirve de ejemplo del estilo general de la obra.

«No consigo ser natural delante de un espejo; no consigo ser natural en ningún sitio, pero en esa situación todavía menos. Me aproximo a mi reflejo como un actor saliendo al escenario. ¿No nos sucede a todos? Es cierto, en algunas ocasiones, de manera casual, en una espontánea ojeada me sorprendo en el escaparate de las tiendas en días soleados o en un espejo en sombras en el rellano de una escalera o incluso en mi propio espejo de aumento cuando me afeito por la mañana, atontado por el sueño o aún ebrio de la noche anterior. Qué inquieto parezco entonces, qué receloso, como alguien sorprendido mientras comete un acto vil y bochornoso. Pero estos encuentros de refilón tampoco sirven: el yo espontáneo no resulta más convincente que el otro. La conclusión inevitable de mi lectura del caso es que no existe un yo —ya lo he dicho antes y también lo han dicho otros, no soy el único—; el yo en el que pienso, esa llama derecha y categórica que arde a perpetuidad dentro de mí, es una quimera, un fuego fatuo. Lo que queda, pues, de mí es poco más que una sucesión de poses, una concatenación de actitudes. No me malinterpretéis: me parece reconfortante esta idea. ¿Por qué? En primer lugar porque me multiplica, me sitúa en una infinidad de universos propios donde puedo ser lo que la ocasión y la circunstancia requieran, un auténtico Proteo a quien nadie podrá retener suficiente tiempo como para hacerle confesar. ¿Confesar qué, exactamente? El porqué de todas las acciones viles y bochornosas de las que soy culpable, por supuesto.»

Como podéis apreciar tiene un estilo curioso, elegante, con clase y buen gusto pero salvo los capítulos iniciales que tienen bastante sentido del humor se va haciendo cada vez más repetitivo y deprimente y reconozco que a pesar de ser una novela breve he tardado en leerlo casi un mes algo que en mi es poco habitual ya que cuando me ponía a leer, leía unas líneas, me acababa despistando y me ponía a hacer otra cosa. Reconozco que si lo he terminado ha sido porque no me gusta escribir reseñas de las novelas sin terminarlas porque un libro puede cambiar totalmente nuestra perspectiva de la lectura justo al final, como me había pasado precisamente con mi reseña anterior Operación Dulce.

Sin embargo con esta lectura no ha sucedido así y aunque al final recupera un poco el ritmo no la puedo incluir en mis recomendados a pesar de saber que es una lectura de calidad porque me he aburrido como una ostra. Espero que si alguien se anima con ella la disfrute más que yo.

Por otro lado he tenido muchas recomendaciones de esta obra de conocidos y críticos literarios así que puede que no la haya leído en el momento adecuado para poder apreciarla. Me gustará conocer vuestras opiniones si alguien se anima con ella.