b_amanteTenía muchas ganas de leer esta novela por el impacto que  supuso en 1928, momento de su publicación. El escritor aborda temas muy tabúes cómo son la sexualidad, la carnalidad, la infidelidad, la relaciones entre clases y la industrialización. Una defensa de la espontaneidad y los valores personales sobre los marcados por la sociedad. Una novela bastante revolucionaria incluso para la actualidad.

En ella se narra la vida de Connie una chica de clase alta con una educación liberal para su época. Se casa con un aristócrata que nada mas casarse, este parte a la guerra y vuelve lisiado. Las relaciones de pareja que provocan su incapacidad y la vida en la mansión apartada en una zona minera de la que son propietarios hacen que Connie se aburra y sienta escapar su vida. Una infidelidad en su entorno social le hace tomar consciencia de sus deseos carnales y de su cuerpo pero esa relación no funciona. Ella vuelve a su rutina a su apatía, apagándose lentamente hasta que en sus paseos por el bosque entabla relación con el guardabosques con el que establece una pasional relación llena de sexualidad y peligro por la diferencia social de ambos y sus respectivos matrimonios.

En el libro se plantean todos los inconvenientes de las relación que vemos complicarse por momentos. Sin querer desvelar nada del final el libro me ha parecido optimista para la época. En general me ha gustado pero esperaba que me emocionará más y no ha llegado a tocarme la fibra emotiva. Está muy bien escrito y refleja muy bien pensamientos e ideas. La pasión de los personaje queda un poco diluida por la reflexión de sus pensamientos. Y hacía el final perdí un poco el ritmo. Sin embargo lo recomiendo porque me ha resultado muy interesante e innovador en muchos sentidos a pesar de ser un clásico.

Muy interesante y realista la forma de plasmar críticas a la sociedad através de los pensamientos de los personajes

—Mira, querida —y Lady Bennerley puso su fina mano sobre el brazo de Connie—, una mujer tiene que vivir su vida, o vivir para arrepentirse de no haberla vivido. ¡Créeme! (Pág. 87)

Un ejemplo que refleja muy bien la crítica por la lucha del éxito Comparando a su marido aaristócrataClifford con su primer amante adinerado pero de menor rango social.

¿Eran los de Michaelis más despreciables que los de Clifford? ¿Era la forma en que el pobre marginado había sabido salir adelante, y por la puerta trasera, peor que la forma en que se vendía Clifford para llegar a la fama? La diosa bastarda, el éxito, eran cortejados por miles de perros jadeantes con la lengua fuera. ¡Y quien lo conseguía era el más perro entre los perros, a juzgar por el éxito! Así que Michaelis podía ir con el rabo alto. (Pag 31)

Un ejemplo claro del modo sincero en el que se aborda la sexualidad es que describe el modo en que Connie vive la sexualidad con su primer amante.

«Despertaba en la mujer una especie de salvaje compasión y nostalgia y un deseo físico desbocado y lleno de ansiedad. Aquel deseo físico no era capaz de satisfacerlo él; él llegaba siempre a su orgasmo y terminaba con rapidez para luego recogerse sobre el pecho de ella y recobrar en cierto modo su insolencia, mientras Connie permanecía confusa, insatisfecha, perdida.

Pero pronto aprendió a sujetarle, a mantenerle dentro de ella cuando su crisis había terminado. Y entonces era generoso y curiosamente potente; permanecía erecto dentro de ella, abandonado, mientras ella seguía activa… ferozmente, apasionadamente activa hasta llegar a su propia crisis. Y cuando él sentía el frenesí de ella al llegar a la satisfacción del orgasmo producido por su firme y erecta pasividad, experimentaba un curioso sentimiento de orgullo y satisfacción.»(Pág. 33)

El libro plantea una situación muy moderna para la época en la que el matrimonio comenta la posibilidad de que ella tenga un hijo de otro.

«—¿Y esperarías que yo te lo contara? —preguntó, mirándole casi furtivamente.

—En absoluto. Preferiría no saberlo… Pero estás de acuerdo conmigo, ¿no?, en que el sexo momentáneo no es nada si se compara con toda una vida vivida juntos. ¿No crees que uno puede subordinar la cosa del sexo a las necesidades de una larga vida? ¿Utilizarlo, puesto que nos vemos forzados a hacerlo? Después de todo, ¿qué importan estas excitaciones momentáneas? ¿No es cierto que el único problema de la vida es la lenta construcción de una personalidad integral a través de los años?, ¿vivir una vida donde todo tenga su sitio? Una vida inconexa no tiene sentido. Si la falta de sexo va a acabar desquiciándote, sería mejor entonces que tuvieras una aventura amorosa. Si la falta de un hijo va a acabar desquiciándote, ten entonces un hijo si es posible. Pero haz esas cosas sólo para llegar a una vida integral que se convierta en un todo armónico. Y tú y yo podemos hacer eso juntos…, ¿no crees?…, si nos adaptamos a las necesidades y al mismo tiempo hacemos que esa adaptación se integre en un todo con la vida que ya hemos vivido. ¿No te parece?

Connie se sentía un poco apabullada por sus palabras. Sabía que tenía razón teóricamente. Pero cuando pensaba en la vida que ya había vivido con él… tenía sus dudas. ¿Era realmente su destino integrarse en la vida de él durante el resto de sus días? ¿Nada más?»

Este párrafo refleja claramente la monotonia de la vida de Connie

«Las grandes palabras, le parecía a Connie, habían perdido valor para su generación: amor, alegría, felicidad, casa, madre, padre, esposo, todas aquellas palabras grandes y dinámicas habían medio muerto y agonizaban de día en día. Casa era un sitio donde se vivía, amor era una cosa sobre la que no había que hacerse ilusiones, alegría era una palabra que se aplicaba a un buen charlestón, felicidad era una expresión de hipocresía utilizada para engañar a otros, un padre era un individuo que disfrutaba de su propia existencia, un marido era un hombre con el que se vivía y al que se mantenía de buen humor. En cuanto al sexo, la última de las grandes palabras, era una ensalada de expresión utilizada para una sensación que te daba ánimos un momento y luego te dejaba más hecha cisco que nunca. ¡Gastado! Era como si el paño de que uno está hecho fuera del más barato y se fuera deshilachando hasta desaparecer.» (Pág. 74)

Un libro estupendo pero menos emocionante de lo que esperaba.