«Las chicas de Emma Cline es un libro intimista que nos retrotrae al espíritu de los 6o.De la mano de la protagonista adolescente revivimos la confusión e inseguridad de las adolescentes, en la búsqueda de un grupo donde sentirse integradas.   Al mismo tiempo sobrevolamos el caos de la masacre de la familia Mason. En general me ha gustado»

Las chicas de Emma ClineLas referencias con la realidad. 

Las chicas es una novela curiosa, escrita a modo de flasbacks. A través de los recuerdos de la protagonista, damos saltos en el tiempo desde la actualidad a su adolescencia en los años 60.

En esa época la protagonista, entra en contacto con una especie de secta que acabará cometiendo unos terribles asesinatos cuya sombra la perseguirá de por vida mientras trata de olvidar y no llamar la atención.

 

«Cultivé una refinada invisibilidad vistiendo ropa asexuada; mi cara se empañó con la expresión ambigua y agradable de un adorno de jardín. Lo de agradable era importante; el truco de la invisibilidad sólo resultaba posible cuando parecía satisfacer el orden correcto de las cosas. Como si aquello fuese algo que yo también quisiera. (Pág 5)

La protagonista a través de sus recuerdos nos explica cuales fueron las circunstancias que la pusieron en contacto con ese terrible suceso, donde se acerca el lado oscuro aunque sin llegar a meterse del todo.

El crimen de la novela hace referencia al brutal asesinato de de Sharon Tate, manos de la familia Manson. Aunque la escritora utiliza otros nombres para sus personajes, los paralelísmos en las circunstancias y personajes son completas.

 Las chicas muestra sobre todo inseguridad de la adolescencia

Evie es una chica desubicada de su entorno, insegura y sin unos lazos fuertes que la unan a nadie. Sus padres se acaban de separar y no tienen una buena relación con ellos. Evie los observa desde fuera de una burbuja. Su madre con la que vive, está más preocupada por reconstruir su vida con un nuevo hombre al que Evie no soporta.  La adolescente no tiene con quien compartir sus problemas y busca un lugar dónde sentirse integrada y especial. Pero es rechazada por los chicos  que le interesan y también por su amiga de la infancia.

En un momento de total confusión, Evie se cruza con un grupo de chicas totalmente diferentes que la fascinan. Las chicas viven al margen de lo establecido por la sociedad provinciana de su pueblo. Son libres y distintas, hacen lo que quieren y viven sin cadenas. en una especie de comuna. Viven de lo que roban o las dan y no respetan la propiedad privada. Recorren el país en un autobús y viven en un rancho de ocupas.  Juguetean con las drogas, el amor libre y a su lado vivirá sus primeras experiencias sexuales. Todo el grupo gira en torno a la figura carismática de Russell, un músico frustrado. Este líder conocedor de la debilidad humana las utiliza para lograr sus intereses. La novelista refleja con poesía en este fragmento como una persona puede dar sentido a la vida confusa de las chicas.

«Y ahí estaba de nuevo: su asombro ante Russell, su certeza. Yo tenía celos de esa confianza, del hecho de que alguien pudiese coger con unas puntadas las partes vacías de tu vida y hacerte sentir que había una red bajo tus pies, que cada día enlazaba con el siguiente.» (Pág 75)

Evie se siente profundamente fascinada por Suzanne una de las chicas de la que se enamora con una especie de dependencia y que será el imán que la atraiga hacia el grupo por encima incluso de Russell mostrándonos ese tipo de amor adolescente que surge entre las mujeres en un momento de la formación de personalidad.

Una novela de relaciones y sentimientos

La novela es muy interesante por lo bien que refleja esos sentimientos y dependencias que surgen en las relaciones femeninas. Cómo la búsqueda del amor y la necesidad de sentirse queridas provoca que muchas veces se hagan cosas que no estarían dispuestas a hacer en situaciones normales. Ese sentimiento de entrega lleva a la protagonista al límite sin cuestionarse la moralidad y la pone al borde del abismo.

«Eso era lo raro: no odiaba a mi padre. Quería algo. Igual que yo quería a Suzanne. O mi madre a Frank. Querías algo y no podías evitarlo, porque no había nada más que tu vida, era sólo contigo con quien te despertabas, ¿y cómo te ibas a decir a ti mismo que lo que querías estaba mal?» (Pág 209)

Conoceremos perfectamente a esa chica, en sus relaciones familiares y de amistades. Sus miedos y sus frustraciones. Y tambien el vacío que se implanta en su vida después de esas vivencias que la marcarán para siempre. Una sombra de culpabilidad y de duda que la perseguirá sin saber hasta dónde hubiera podido llegar ella de haber continuado.

Recomendación personal

Es un libro interesante que desarrolla muy completamente al personaje principal. En algunos momentos puede resultar pesado por la lentitud  con la que progresa la acción. Pero esto se debe a que es un libro más de emociones que de hechos. Esta escrito con un cuidado lenguaje y tiene fragmentos de una gran belleza literaria. Para ser una primera novela está muy conseguida.

Me ha gustado y en general lo recomiendo aunque no es un libro para los amantes de la acción.

Fragmento destacado de  «Las chicas»

Quiero terminar con  este fragmento que es en mi opinión un perfecto resumen de lo que se transmite en la novela.

A todo el mundo, después, le parecería increíble que los del rancho se quedaran allí dada la situación. Una situación tan indiscutiblemente mala. Pero Suzanne no tenía nada más: le había entregado su vida por completo a Russell, y para entonces era ya algo que él podía coger entre las manos, y darle vueltas y vueltas, calibrando su peso. Suzanne y las demás chicas habían perdido la capacidad de hacer ciertos juicios, el músculo sin usar de su ego se había ido quedando flojo y atrofiado. Hacía mucho tiempo que no habitaban un mundo en el que el bien y el mal existieran de un modo real. Cualquier instinto que hubiesen tenido jamás —un débil nudo en el estómago, un reconcomio de preocupación— era ahora inaudible. Si es que esos instintos habían sido detectables alguna vez.

No hizo falta mucho: yo sabía que el simple hecho de ser una chica perjudicaba la capacidad de creer en ti misma. Los sentimientos parecían algo en absoluto fiable, como los galimatías llenos de errores que le arrancábamos a la ouija. (Pág 210)

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