«El museo de la inocencia de Orhan Pamuk una novela que trata de capturar los instantes de un amor imposible a lo largo de 30 años de historia de una familia adinerada de Estambul. La descripción profunda de los sentimiento de pérdida y la decisión del protagonista de exprimir la felicidad robada de las pequeñas cosas en contacto con la persona amada son la base de una novela de amor difícil de leer por su lentitud y abundancia de detalles. Me ha resultado una lectura muy pesada aunque con un estilo literario muy bueno.»
El museo de la inocencia
El museo de la inocencia es la segunda novela que leo de Orhan Pamuk galardonado con el premio Nobel por su calidad literaria y no creo que lea ninguna más porque su estilo me resulta demasiado detallista y lento. La verdad es que me encuentro en un aprieto a la hora de escribir la reseña de esta lectura. Porque a la vez que reconozco la calidad literaria y la hermosura de muchas de sus frases, me ha resultado un reto poder terminarlo porque tienes la sensación de que lees y lees y no pasa nada. Es un novela densa, con casi 700 páginas que progresa muy lentamente, con un sentimiento muy trágico desde el inicio, donde ya sabemos que el narrador en primera persona nos cuenta los recuerdos de un amor perdido. Un amor que se vive con intensidad en casi dos meses en sus inicios sin casi apreciarlo y que el protagonista pasa la vida entera tratando de recuperar y recrear a través de los recuerdos.
Capturar el tiempo a través de los objetos
En cierto sentido me ha recordado a Proust en ese afán de atrapar el tiempo y estirarlo por medio de las cosas. Esos objetos que asocia a cada uno de los recuerdos que vive con su amada o que ella ha tocado, y los va acumulando. En capítulos breves cada objeto nos narra su historia. Son precisamente esos objetos que almacena en lo que el protagonista guarda en El museo de la inocencia, los que sirven de hilo conductor de la novela.
Quiero poner un fragmento del libro que refleja muy bien su esencia en las propias palabras del personaje y que nos permite apreciar el estilo literario de la obra…
«Esa noche me di cuenta de que mi museo necesitaba un catalogo que contara detalladamente la historia de cada una de las piezas que contenía. Que, por supuesto, sería la historia de mi amor y mi admiración por Füsun.
Cada uno de los objetos, sumidos en las sombras a la luz de la luna y pareciendo flotar en el vacío, eran señal de un único instante indivisible, tanto como los átomos de Aristóteles. De la misma forma que, según Aristóteles, la línea que une los momentos es el Tiempo, yo comprendía que la línea que uniera los objetos debía ser un relato. Así pues, un escritor podía redactar el catálogo de mi museo como si escribiera una novela. No me apetecía en absoluto intentar escribir por mí mismo un libro semejante. ¿Quién podría hacerlo en mi lugar?
Así fue como busqué al señor Orhan Pamuk, que narra este libro con mi voz y mi consentimiento. (Pág 622)
Reflejo social
Una enumeración de detalles y anécdotas de la alta sociedad de Estambul nos permiten conocer mejor esa ciudad y su forma de vivir desde los años 70 hasta el 2000. Sobre todo apreciamos las diferencias entre ricos y pobres y las consiguientes barreras sociales. Además esos años son reflejo de la inestabilidad política y problemas económicos de un país que quiere parecer europeo y moderno y que vive anclado en tabúes patriarcales como el tesoro de la virginidad de las mujeres.
Es precisamente la pérdida de la virginidad, la sexualidad y los conflictos que acarrea uno de los temas centrales de la novela. Algo que en ocasiones me resulta bastante retrógrado porque aunque entiendo que lo que se refleja es la forma de pensar de los personajes y con ellos también de la sociedad en la novela entreveo cierto tufillo moralizante ya que aquellas mujeres que deciden entregarse antes del matrimonio o acaban mal o sufren por su decisión.
Sin embargo los momentos sexuales son tratados con respeto y mucha sensibilidad por lo que creo que el autor simplemente refleja un problema social sin tomar ningún partido.
Un personaje contradictorio
Desde el principio le he tenido manía al personaje protagonista. Kemal es un hombre que lo tiene todo, dinero, posición, una novia estupenda con la que tiene relaciones previas al matrimonio y a la vez una amante casi adolescente diez años más joven que él. Esta chica. Füsum es una pariente pobre que enamorada de él también le entrega su virginidad. El se enamora de ella obsesivamente sin llegar a reconocerlo. Ella será la protagonista de esta historia de amor truncada. Una historia en cierto modo tan llena de clichés en la que casi nada nos sorprende. En su egoísmo, el protagonista amarga la existencia a ambas mujeres dejándolas «deshonradas» en una sociedad donde tener relaciones previas al matrimonio está tan mal visto. Después se tira toda la vida arrepintiéndose de no haber tomado las decisiones adecuadas y no haber seguido a su corazón cuando tenía que hacerlo. Todo ello relatado en páginas y páginas llenas de sentimientos de pérdida, de regodearse en lo mucho que amaba y sin ser capaz de retomar las riendas de su vida. Un vida que en cierto modo vive como un alma en pena que se dedica a tratar de recuperar un amor que no supo defender y a mendigar en casa de su amante perdida unas migajas de felicidad. Algo desesperante la verdad.
Un personaje que pretende ser sensible por capturar los momentos en los pequeños objetos pero que en realidad no tiene la sensibilidad real de preocuparse por los deseos de las personas que están a su lado. Verdaderamente me ha caído fatal como se puede extraer de mis palabras. Por eso y por la lentitud de la historia, me ha supuesto para un reto duro terminarla.
Estambul, lo más bello
Lo que mas me ha gustado ha sido recorrer con el protagonista las calles de Estambul que en realidad es un personaje más de la narración, los aromas, las vivencias y la cultura de una ciudad, que tiene vida propia y que he podido revivir en cierto modo a través de mi reciente viaje, ya que había visitado muchos de los lugares de los que habla. Por ello me ha resultado muy sencillo ponerme en situación. En cierto modo es lo que me ha animado más a seguir leyendo. He tardado casi un mes en leer el libro, cuando si un libro me engancha puedo tardar días en devorarlo. Esto fue como una penitencia pero quería terminarlo para poder escribir la reseña.
En las críticas que he leído la ponen muy bien, como una obra sensible y humana y es cierto que hay mucha humanidad en sus líneas pero yo he visto sobre todo muchos celos, machismo, clasismo y una posición totalmente dependiente de la mujer que no puede hacer nada por si misma y que queda cosificada como algo bello para estar al lado del hombre. Y aunque en este caso parece que es el hombre el que finalmente se adapta los deseos de su amada en realidad esta parece estar sentenciada desde el principio. Las pocas cosas que la pasan son malas y no es algo que ayude precisamente a continuar leyendo. Pretende ser una oda a la belleza pero en realidad como se dice en varios momentos en al novela la belleza para las mujeres de Estambul es más un castigo que un regalo.
El mundo del cine
Me ha parecido interesante cuando se trata el tema del cine turco. Mientras habla del cine se nombran actores reales y se hace un repaso general a la incipiente industria del cine turco y su fascinación por el cine artístico de occidente. Pero también se ve desde el punto de vista de un millonario snob donde son todos una especie de aprovechados y las mujeres que triunfan, es a costa de su respetabilidad. En ese ambiente otra vez la protagonista ve sus deseos de ser actriz frustrados tanto por su marido, como por su enamorado primo que se mete a productor para estar a su lado…ufff la verdad es que me ha dado pena la pobre. Por eso ni siquiera sé si entiendo bien el destino que el autor le tiene reservado.
El alcohol y el tabaco compañeros de fatigas
Otra de las cosas llamativas de la sociedad turca que ya he comprobado en varias novelas y estando allí ,es lo mucho que se bebe alcohol, concretamente el raki , la bebida típica en la que todos los protagonistas ahogan sus penas. Casi todas las veladas acaban entre brumas etílicas que empaña también el tabaco. Todos los personajes fuman como carreteros. Los cigarros tienen a su propio capítulo ya que el protagonista recopila casi 5000 colillas de su amada que cataloga con los momentos a los que pertenecen. Algo en mi opinión bastante innecesario de relatar cuando ella apagaba un cigarro enfadada o cuando lo hacia con cierta elegancia especial…tedio.
Un museo desde la ficción
La obra aunque es de ficción es muy realista e incluso histórica ya que incluye muchos personajes reales de la sociedad estambulí. El escritor se convierte en un personaje al simular escribir la historia a petición del protagonista como vimos en el fragmento que transcribí más arriba. Como consecuencia del enorme trabajo que supuso para Orhan Pamuk escribir la novela y la enorme documentación y recopilación de detalles que hizo durante la obra en el 2012 se inauguró un museo con muchos de los objetos que el escritor había recolectado imitando al protagonista para dar mas cuerpo a la narración. Objetos que cobran vida de la ficción a la realidad. Este museo basado en un libro me parece como una performance muy interesante y que demuestra hasta que punto una obsesión puede convertirse en algo muy real. En los siguientes links se puede encontrar información sobre este Museo de la Inocencia que ha creado también Orhan Pamuk.
- https://elpais.com/cultura/2012/04/27/actualidad/1335545219_747274.html
- https://www.clarin.com/sociedad/museo-inocencia-orham-pamuk-realidad_0_ryWVoi4hDXx.html
Opinión personal
En realidad ya he dicho casi todo lo que pensaba de esta obra. Estilo literario muy bueno, en ocasiones incluso poético pero narrativamente es de una lentitud pasmosa. No lo puedo recomendar salvo a curiosos de la literatura e interesados por la cultura turca. Yo me he aburrido mucho pero entiendo que para los aficionados a la buena literatura puede ser una lectura interesante. Muchas anécdotas y detalles me han gustado, pero la impresión general ha sido negativa porque tampoco he podido liberarme del todo de mi herencia de educación en la igualdad de género y me he sentido molesta en muchas ocasiones. De momento yo he cerrado con este libro mi ciclo de lecturas turcas que inicié con mi viaje allí. Es curioso que el libro anterior escrito por una mujer presentaba una visión del mundo femenino más libre que esta novela que quizás al estar escrita por un hombre me ha resultado mucho más patriarcal y moralizante.