Los vencejos de Fernando Aramburu es un libro muy personal que narra el proceso de un personaje muy particular para adaptarse a la sociedad. Su punto de vista, sus opiniones y sus reflexiones sobre la realidad. Me ha encantado como está escrito y que el escritor haya logrado que no odie a un personaje tan repelente. Me ha parecido muy recomendable pero entiendo opiniones que he leído en contra.

Los vencejos, una novela muy esperada

Los vencejos, Fernando Aramburu. Me encanta leer.
Los vencejos, Fernando Aramburu.

Tras el innegable éxito de su anterior novela Patria, Aramburu nos sorprende con esta nueva novela totalmente diferente de la anterior. En Los vencejos el protagonista Toni, narra durante un año, toda su vida haciendo referencia a su infancia, sus padres, sus amistades, su exmujer y su hijo, su separación y la historia de España en el periodo que le ha tocado vivir, con referencias a los atentados del 11M del 2004 y otros momentos importantes de la historia de esa época.

El protagonista es un profesor de filosofía de 54 años que se ha cansado de vivir y que se ha propuesto suicidarse en un plazo de un año en el que va a escribir un diario con sus memorias. Unas memorias cáusticas donde recuerda su vida y sus deterioradas relaciones, los recuerdos de su padre un comunista maltratador y sus particulares relaciones con su madre que vive con alzheimer en una residencia. La tirante relación con su hermano que le odia. Sus relaciones laborales en el instituto donde trabaja y sus particulares historias de amor y odio. La relación con su mujer y su separación, sus suegros y las particularidades de la relación con su hijo. Es pues, un libro de relaciones humanas, donde no se deja títere con cabeza y en las que el protagonista Toni, despelleja casi todo lo que tiene contacto con él, a excepciòn de su perra Pepa. A continuación pongo un esquema de los personajes que aparecen en la novela realizado por el propio Aramburu.

Personajes de Los vencejos

Las historias paralelas

Mientras Toni nos cuenta su vida vamos recorriendo Madrid y sus alrededores, los barrios de Madrid donde vive, la Guindalera, la sierra de Madrid… Me hizo gracia que en sus narraciones saliera descrito el pueblo donde vivo y el pantano de Valmayor que visitaba en su infancia. Valdemorillo es un pueblo pequeño que tiene sus breves líneas en la novela. Recuerdos siempre agridulces del protagonista.

El barrio de la guindalera, los recuerdos del atentado del 11M y de cómo afectó a la vida de su único amigo, al que llama Patachula (Me hizo gracia personal porque yo tambíen tengo un amigo al que llamábamos así, siempre en privado como el propio protagonista).

Visitas por Madrid del autor mientras pasea a su perra y va abandonando sus libros en estos paseos para dar la oportunidad a otras personas de descubrir el placer de sus lecturas. La cuesta de Moyano, el mercado, el bar donde toma el aperitivo con su amigo.

El suicidio

El suicidio se contempla en la novela como la única opción de salida para los personajes. Una opción para huir de la monotonía y de la realidad que oprime a los personajes y los abruma con su dureza. Tanto Patachula como Toni, comparten ese deseo de morir y de elegir el punto final de sus existencias. El suicidio es un tema recurrente en la literatura desde Werther de Goethe y al llamado efecto Werther recurren múltiples personajes literarios como único modo de escapar. Me estoy acordando de una novela que me encantó. Las virgenes suicidas pero son numerosas las referencias que podemos encontrar desde Camús a Dostoyevski. Este suicidio es el tema principal de la novela y al que recurre el protagonista como excusa para contarnos su vida y despedirse por medio de sus relatos.

Estilo narrativo

En mi opinión, esta obra es justamente un ejercicio donde se demuestra el dominio del lenguaje y narrativo del escritor. Un personaje repelente y depresivo que en cierto modo me recuerda al protagonista de «La conjura de los necios» porque consigue superar la manía que en principio nos puede provocar para transmitirnos el humor a través de sus comentarios. Machista, irónico y desagradable, me ha hecho reír en múltiples ocasiones. Una persona de la que no sería amiga ha logrado arrastrarme con sus palabras por una amplia novela de unas 700 páginas que he devorado con curiosidad y una ácida sonrisa. No he parado de subrayar palabras y párrafos completos que me han sorprendido y fascinado.

Mi relación con papá mejoró después de su muerte. Quiero decir que me agrada convocarlo de vez en cuando a mis sueños y recuerdos, y tengo la sensación de que también a él le produce placer visitarme. Allí, en mi espacio mental, nos encontramos los dos de adultos, con parecida estatura y parecida edad, y entonces todo son risas, abrazos, bromas y complicidades entre nosotros, y nos pasamos largos ratos poniendo a parir a nuestras respectivas mujeres y criticando sin piedad a Raulito, ese niño gordo que a sus cincuenta y dos años sigue emperrado en considerar a mamá su propiedad privada.

Cap 24.

Muchas palabras que no conocía, lo que me ha sorprendido porque al ser una lectora compulsiva no me suele pasar, pero el autor me ha sorprendido con referencias como: mónitas, bandullos, cochura o dipsomanía son algunos ejemplos que he rescatado para mi diccionario personal.

Pero hay numerosos fragmentos maravillosos con los que no puedo evitar identificarme y rescatar. Palabras que redimen al repelente personaje que a medida que leemos va siendo más humano y menos repelente.

No he profesado nunca con intensidad una fe, ni política ni religiosa. Barrunto que en el fondo son lo mismo.

No aspiro a la eternidad. No entiendo que los seres humanos, tras tantos siglos de horrores, sigan creyendo en la posibilidad de un paraíso social en la Tierra.

No soy católico, no soy marxista, no soy nada, sólo un cuerpo con los días contados como todo el mundo. Creo en unas pocas cosas que me dan gusto y que son cotidianas y visibles. Creo en cosas como el agua y la luz. Creo en la amistad de mi único amigo y en los vencejos que, pese al aire contaminado y el ruido, vuelven todos los años a la ciudad, aunque sospecho que cada vez hay menos.

Son cosas, como el chocolate negro, que también me gusta, carentes de significación política o religiosa; en cualquier caso, no destinadas a hacer daño a los demás.

Creo asimismo en la eficacia de la cirugía, en cierta clase de música, en la bondad de unas cuantas personas y en los niños.

Pág 112

No hay mayor fatuidad que creerse inmortal en la memoria frágil de los hombres.

Gloria al olvido, que siempre triunfa.

Pag 227

Cuando escribe sobre su hermano con el que se lleva fatal es curioso que pese a hablar mal de ellos se destila una envidia. La añoranza de una felicidad que a el se le escapa.

Ayer olvidé escribir, a modo de conclusión, que Raúl y María Elena son felices. Lo son en el sentido que yo supongo que ellos dan a la idea de felicidad, sin pararse a meditar en ella. Un estado de gordura armónica, de acuerdo en cualquier actividad que emprendan y en todos sus juicios, manías y convicciones. Bertrand Russell (página 22 del Moleskine negro) debió de pensar en gente como ellos cuando afirma: «Es, pues, esencial para vivir felizmente una cierta capacidad para soportar el aburrimiento».

El aburrimiento, si no me equivoco, forma parte inseparable de la manera de ser de mi cuñada y mi hermano, así como de la naturaleza de su relación matrimonial. Pero, ojo, quizá yo sea víctima de un espejismo. Pudiera suceder que estos dos se lo pasen en grande aburriéndose sin descanso y aburriéndonos a los demás. La consecuencia, en cualquier caso, es la felicidad. Una felicidad de cochura lenta que ni ellos mismos perciben.

Pag 267

Pero sobre todo destaco los párrafos que definen la ideología del protagonista. Una ideología que lo define y que a pesar de lo repelente que pueda resultar, explica en cierto modo en estas sentencias el objetivo de esta novela que es en cierto modo la comprensión hacia las personas aunque no compartamos con ellas ni sus gustos, ni idelología, ni forma de ser.

Dejaré la vida sin haber visto la grandeza del ser humano. No niego que exista tal grandeza; simplemente afirmo que no estaba en los sitios que yo frecuenté. Quizá en países lejanos, quizá en islas solitarias o en el desván donde, espantado del mundo, se acurruca un hombre bueno.

Pag 398.

En el plano ideológico, apoyo sin restricciones lo que une a los hombres y, apartándolos de la crueldad, la discriminación, el envanecimiento de creerse moralmente superiores, los invita a la convivencia. Desconfío por principio de cuanto menoscaba la serenidad. No siento obligación ninguna de ser feliz. Le tengo alergia al concepto de utopía. Lo mismo digo de las tierras prometidas, los paraísos sociales y la paleta habitual de engañifas a menudo preconizadas por famosos intelectuales. Huyo a ultranza de embadurnarme el cuerpo con esperanzas que excedan mi modesto tamaño. No me calientan los símbolos de la patria; aunque, no enarbolados contra nadie, los respeto, de la misma manera que, como no creo en Dios, no practico la blasfemia. Sé que el espejo me define de manera insuficiente, que no consisto tan sólo en mis rasgos faciales; en pocas palabras, que necesito a los demás para terminar de saber quién soy. Así y todo, una vez que me he descifrado, ¿qué?

Pág 415.

Pido disculpas por si algunos de estos párrafos resultan largos o inconexos, tenía muchos más subrayados porque como digo es el estilo del escritor y su forma de decir las cosas lo que más me ha gustado de la novela. Pero creo que como muestra, es suficiente.

Opinión personal

Tengo que decir que a mí , Los vencejos me ha encantado. Me ha gustado mucho como Aramburu, cuenta las cosas, con ese ácido sentido del humor, y en ningún momento me ha resultado pesado. Me he reído e incluso he sabido detectar la triste ironía del personaje que muchas veces se siente al margen de la sociedad. Incluso me ha gustado el final que no pienso destripar aunque no es una novela de enigmas sino mas bien de reflexión. Entiendo que puede haber personas a las que les resulte lenta o pesada, algunas amistades incluso me lo han comentado, pero a mí personalmente me ha encantado. No es la misma obra que Patria, creo que es totalmente diferente y por ello es posible que no tenga la misma aceptación, pero en mi caso que solo he leído esas dos novelas de Fernando Aramburu me anima a leer más de sus trabajos porque me gusta mucho como escribe. Por ello incluyo esta obra entre mis libros recomendados aunque entiendo que no es una novela para los amantes de la acción o el misterio y es una obra más de desarrollo de personaje y de relaciones humanas.

Otras novelas del autor

Reseñas interesantes

Me ha resultado curiosa esta reseña porque refleja en su titulo lo que es el libro. ‘Los vencejos’, de Fernando Aramburu, o cómo beber vinagre me hace incluso gracia porque es muy al estilo del lenguaje de la novela.

También me gustó este video donde el propio Aramburu habla de su obra.