Había oído buenas recomendaciones de este libro y me animé porque buscaba una lectura amable después de la oscuridad de las dos novelas anteriores pero me encontré con que no es una obra muy trepidante.
Es una obra intimista que narra la relación de amistad que surge entre dos mujeres muy dispares tanto en edades como en vivencias.
El libro tiene un ritmo lento y melancólico porque ambas acarrean experiencias en sus vidas dolorosas pero a medida que se van abriendo la una a la otra aprenden muchas cosas entre si.
La novela tiene un tono gris e invernal como si fuera gestándose su amistad en el invierno para culminar en la primavera. Está bien escrito y con un estilo muy elegante.
Me llamó la atención este fragmento.
«Mantenía el pasado a raya. No había futuro, y el presente era un vacío en calma donde existía físicamente, pero sin presencia emocional. Esperaba, con los recuerdos sumergidos, lo que suponía una tarea constante y agotadora que consumiera todas sus energías. Y había momentos en que flaqueaba. Cuando la embargaban sentimientos tan intensos como si fueran nuevos. Los desencadenantes eran impredecibles y tenía que ir con cautela. Durante mucho tiempo había navegado a la deriva en aguas estancadas, aguardando pacientemente la resaca final. Y ahora esto: una leve ondulación de la superficie.» (Pág 10)
No es una novela impresionante pero si deja buen sabor de boca. Se lee con facilidad y como es una novela breve, el ritmo lento no llega a cansar. Además nos conecta en cierto modo con la naturaleza sueca a través de los paseos de los protagonistas donde el paisaje cobra gran importancia. Por otro lado se plantea el contrapunto entre culturas por medio de las vivencias personales de ambas mujeres. La temática es un canto a la amistad y cómo el trato y las conexiones que se crean entre las personas son las que marcan nuestra existencia. Una lectura interesante.