Este libro breve me ha gustado incluso más que el de “Carta de una desconocida” porque es más fácil comprender a una mujer que se deja llevar por la pasión que a una que entrega su vida a un amor platónico. (Al menos para mí). El libro se lee con interés y rapidez debido a su brevedad pero además quedan perfectamente reflejadas las inquietudes y motivaciones de los personajes.
En esta novela el escritor se pone de nuevo en la piel de una mujer, ya anciana, que nos cuenta a modo de revelación las 24 horas que han marcado su existencia. Esta mujer se sincera con un joven con él que comparte hotel y que serán los dos narradores de la historia, primero por parte del joven que recuerda las circunstancias en que se hizo la revelación y luego por parte de la verdadera protagonista de la historia, la mujer que durante 24 horas se dejó arrastrar por los instintos hasta el punto de no reconocerse. Unas horas en las que se sintió plenamente viva , llena de pasión y que sin embargo no la dejaron más que vergüenza y sentimiento de culpa. Un relato breve que refleja perfectamente el estilo de vida y las convenciones morales de la época, que en el fondo no han cambiado tanto. Una historia en cierto sentido triste porque el poso que deja es de decepción. Aunque no nos queda muy claro si el personaje se arrepiente totalmente de la aventura, o si por el contrario, volvería hacerlo si se viera en las mismas circunstancias.
Al igual que la anterior novela que leí de este escritor tiene un estilo delicioso, elegante y ágil pero que al centrarse en mostrar la hipocresía y contradicciones morales de la sociedad de su época, en cuanto al contenido puede resultar un poco deprimente. Seguiré leyendo su obra por su impecable manera de escribir que te arrastra por la historia, pero veo que no es apto para los estados de ánimo un poco bajos ya que sin llegar a ser deprimente tampoco es muy positivo.
Como curiosidad decir que era un escritor austríaco muy comprometido con sus ideologías y sensible a las injusticias, y precisamente debido a esa mirada crítica e incisiva no pudo soportar la expansión del nazismo por el mundo y se suicido junto con su mujer durante su exilio en Brasil en 1927. Según sus propias palabras:
“Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra.”