Un libro interesante que sin llegar a ser duro presenta una situación tremenda. La vida de una mujer que vive secuestrada en una habitación de 4m2 durante 7 años con la única compañía de su hijo fruto de los abusos del secuestrador. La historia dentro de su dramatismo está contada desde el punto de vista del niño, que a pesar de todo es feliz, pues gracias a la imaginación y esfuerzo de su madre siempre se ha sentido protegido y querido, a pesar de vivir una vida tan limitada. Por ello la dureza de su realidad queda muy diluida porque la habitación es lo único que conoce y por tanto no hecha nada de menos del mundo exterior que no sabe que existe.
Una metáfora de la caverna de Platón y que refleja hasta que punto nuestro conocimiento de la realidad está marcada por nuestra propia experiencia vital.
El libro me ha impresionado mucho sobre todo porque refleja muy claramente la capacidad de adaptación del ser humano a su entorno y como en el fondo mientras nos sintamos queridos se puede superar casi cualquier cosa.
Es muy interesante como la madre plantea la vida en la habitación para que su hijo crezca sano y feliz a pesar de las limitaciones y también ha sabido profundizar en todas las cosas que aprendemos como algo natural gracias a la socialización y que son comportamientos aprendidos.
Fácil de leer te atrapa desde las primeras líneas y te hace pensar en muchos temas morales y psicológicos que surgen de la narración. Totalmente recomendable.
Un libro que tiene una gran frescura y que desprende un poderoso mensaje de amor. La verdad es que me ha gustado mucho y pese a no ser un libro de los catalogados como autoayuda si que desprende una vitalidad y un afán de superación